Salir de mi zona de confort: mi primera sesión newborn fuera del estudio en mucho tiempo

Siempre he dicho que mi estudio es mi espacio seguro. Ahí tengo todo lo que necesito para que cada sesión fluya como debe: la iluminación, los accesorios, la temperatura ideal, y sobre todo, el control del ambiente que un recién nacido necesita. Pero recientemente me tocó salir de ese entorno cómodo y enfrentar uno de los mayores retos que he asumido como fotógrafa profesional: realizar una sesión newborn en Punta Cana.

Aunque esta experiencia me sacó de mi rutina habitual, no fue la primera vez que realicé una sesión newborn a domicilio. De hecho, al iniciar en este mundo, todas mis primeras sesiones fueron bajo esa modalidad, ya que aún no contaba con un espacio propio para trabajar. Sin embargo, tan pronto pude establecer mi estudio, dejé de ofrecer sesiones fuera de él. El traslado de todo el equipo, el riesgo de moverme largas distancias, los espacios reducidos o las condiciones poco óptimas (como pisos altos sin ascensor) hacen que este tipo de sesiones representen un desafío logístico importante y una posible barrera para obtener los resultados que siempre procuro. Por eso, aunque no era mi primera vez, sí fue la primera en más de cinco años.

La idea de sacar una sesión newborn del estudio no es nueva, pero nunca había sentido que fuera del todo viable para mi estilo de trabajo. Esta vez, sin embargo, me animé a decir que sí. Fueron casi 4 horas de camino hasta llegar al lugar de la sesión, dentro de este tiempo 25 minutos más allá me esperaba una colega que muy generosamente me cedió su plataforma de trabajo. Este detalle fue clave, ya que al no ofrecer sesiones a domicilio, mi beanbag habitual no es de viaje, y su plataforma transportable hizo posible mantener el estándar de comodidad y seguridad que siempre procuro para mis bebés.

El protagonista de esta experiencia fue Calim, un bebé hermoso que al principio no lo puso fácil. No le gustó estar envuelto, se resistía y estaba bastante alerta. Tuvimos que tomarnos casi una hora entre alimentarlo, cantarle y arrullarlo hasta lograr que cayera dormido profundamente, lo suficiente como para trabajar con tranquilidad. Fue un proceso largo, pero totalmente necesario para garantizar su bienestar y lograr el resultado que buscábamos.

Una vez dormido, pudimos avanzar con las poses en la camita junto a Teo, la mascota de la familia, que también fue parte especial de esta sesión. Luego pasamos a la plataforma, donde obtuvimos muchas perspectivas hermosas. Calim se adaptó muy bien a las poses, y logramos una variedad de tomas que reflejan ternura, conexión y tranquilidad.

Llevar una sesión de este tipo fuera del estudio no es simplemente empacar la cámara y los props. Es tener que adaptar un espacio completamente ajeno para lograr que el bebé esté cómodo, seguro y tranquilo. Es prever contratiempos, calcular bien los tiempos, y confiar en que la experiencia y la intuición harán su parte.

Esta sesión fue un recordatorio de lo mucho que puedo crecer cuando me atrevo a dar pasos fuera de lo conocido. Tuve nervios? Por supuesto. Pero también sentí emoción, adrenalina y mucha satisfacción al ver los resultados. Cada fotografía capturada ese día fue una prueba de que los límites, muchas veces, solo existen en nuestra mente.

Salir de mi zona de confort me demostró que estoy lista para más. Que no necesito paredes conocidas para hacer lo que amo, solo convicción, preparación y pasión por lo que hago. Ver la felicidad de la familia y su reacción ante las fotos fue la mejor confirmación de que valió totalmente la pena.

Al final del día, esta experiencia me enseñó algo valioso: el verdadero confort no está en el espacio físico, sino en la confianza que una tiene en su preparación, su instinto y su amor por lo que hace. Hoy no solo llevé mi cámara fuera del estudio, llevé también mi entrega, mi paciencia y mi capacidad de adaptación. Y me demostré a mí misma que donde hay compromiso, también hay magia.

El divertido Teo junto a Calim ♥

Me siento orgullosa de haber logrado un resultado tan consistente que cuesta distinguir si la foto fue tomada en el estudio o a domicilio.

Su mami estaba muy ilusionada con esta pose. Me contó que la había visto en mi feed, y lograrla en su sesión fue algo que le hizo muchísima ilusión.