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¿Qué es una sesión Sitter y por qué no es lo mismo que una sesión de 6 meses?

  • Foto del escritor: Emelyn Nuñez Photography
    Emelyn Nuñez Photography
  • 10 jun
  • 2 Min. de lectura

Hay una etapa en el primer año del bebé que pasa casi desapercibida… pero que, fotográficamente, es una de las más ricas: cuando el bebé aprende a sentarse solo. A esta sesión se le conoce como sitter y, a diferencia de lo que muchos creen, no es una sesión de “6 meses”, ni se realiza justo a esa edad, ni gira en torno a globos o decoración con números que indiquen la cantidad de meses cumplidos.

Enfoque en el desarrollo, no en la edad

En lugar de centrarnos en una cifra, como “medio año de vida”, nos enfocamos en el hito del desarrollo: ese momento en que el bebé se sienta con firmeza, mantiene el equilibrio y comienza a explorar el mundo desde una nueva perspectiva.

Aunque algunos bebés logran sentarse bien a los 6 meses, lo más común es que esto ocurra a partir de los 7, e incluso los 8 meses. Cada bebé es distinto, y esa diferencia se respeta. No se programa la sesión por calendario, se programa cuando el bebé está listo.



🌿 Un estilo que no se basa en “lo que toca” según la edad

En estas sesiones no usamos números, ni letreros de “6 meses”, ni temáticas como medios cumpleaños. Nada de eso. Aquí el protagonista es el bebé, su expresión, su conexión con la cámara y su etapa de desarrollo. Trabajamos con una estética limpia, neutra, sin elementos que distraigan o resten naturalidad.

El fondo suele ser claro, el vestuario delicado y suave, y cada detalle está pensado para que el foco esté en lo más importante: el bebé siendo él mismo, con sus gestos, su curiosidad, su sonrisa tímida o su mirada seria.

 Una etapa que pasa rápido… pero que da tanto

El período en que el bebé se sienta pero aún no gatea a toda velocidad es breve. Es un momento mágico para retratar: el bebé ya interactúa, sostiene la mirada, juega con sus pies, hace sonidos, a veces aplaude… y se queda quieto el tiempo suficiente para capturar todo eso con calma.

A diferencia de la sesión newborn, no hay que dormir al bebé. Y a diferencia del cake smash, no hay pastel ni interacción con texturas complejas. Todo fluye desde su personalidad en ese momento.


¿Vale la pena hacerla?

Muchísimo. Sobre todo si no hiciste sesión newborn o si quieres una etapa intermedia para tener un registro más completo del primer año. Las sesiones sitter son frescas, sencillas y muy gratificantes. Te llevas un recuerdo lleno de naturalidad, sin elementos de moda ni artificios.

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Lena
Lena
10 jun
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